Ráquira es un municipio del departamento de Boyacá, situado a unos 80 kilómetros de Tunja, en la vía que conduce de Tunja a Chiquinquirá, muy cerca del desierto de la Candelaria.
A sólo media hora de Villa de Leyva, es una parada obligada para los turistas que se deleitan con los paisajes y la gastronomía de la zona.
Y a propósito de gastronomía, después de pasar por Villa de Leyva, no olvide darse una parada en Sutamarchán, famosa por sus piqueteaderos de longaniza.
Con menos de 14.000 habitantes, Ráquira es considerada como la capital artesanal de Colombia y fue galardonada por la Corporación Nacional de Turismo en 1994, como uno de los pueblos más lindos de Boyacá, gracias a la pintoresca decoración de sus casas.
Es un pueblo que existía desde antes de la conquista española y fue refundado eclesiásticamente en el lugar del antiguo poblado indígena de Táquira, en 1580, por fray Francisco de Orejuela, misionero de la orden de San Agustín
El nombre de Ráquira proviene del lenguaje chibcha, y significa «ciudad de las ollas«.
Y es precisamente porque lo típico de Ráquira son los productos de alfarería, objetos de barro o arcilla, material con el cual se puede fabricar toda clase de enseres y artilugios domésticos: ollas, materas, jarrones, vasijas, alcancías y toda clase de adornos decorativos y utensilios para el hogar.
La arcilla era trabajada en la región desde antes de la llegada de los españoles a América y desde ese momento ha sido el centro de la economía de la región, y actualmente es exportada a varias partes de Estados Unidos y Europa.
En Ráquira también se pueden conseguir diversos productos artesanales, tejidos de sacos, canastos, vestidos y hamacas.
El municipio está situado a 2.150 metros sobre el nivel del mar, y posee un clima templado bastante agradable, un poco más cálido que el de otros pueblos ubicados en el altiplano.
Su temperatura promedio es de 17º centígrados.
Por Héctor Gil
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