¿Qué es la Ley de Atracción? y,.. ¿ Cuáles son los verdaderos orígenes de esta ley universal?
Muchos científicos y teóricos de todo el mundo han llegado a una conclusión:
Todo está regido por un conjunto de leyes universales.
Es como una ley de causa y efecto, la ley de la gravedad o las Leyes de Newton.
Estas leyes están escritas en piedra, por así decirlo.
No pueden ser cambiadas o alteradas, aplican a todos y a todo.
Siempre funcionan así seamos conscientes de ellas o no.
Entre estas leyes universales está la Ley de Atracción.
Esta establece que podemos atraer lo que deseamos en nuestras vidas a través del poder de nuestros pensamientos.
Literalmente convertirnos en amos de nuestro propio destino.
Como Napoleón Hill una vez dijo, en: «somos capitanes de nuestras almas«.
Los verdaderos orígenes de esta ley universal
En esencia, la ley de la atracción atrae a nosotros lo que más deseamos.
Aquello en lo que se enfocan continuamente nuestros pensamientos.
Todo en nuestra vida, ya sean las relaciones, la situación financiera, el trabajo, la salud, etc., es un reflejo de nuestra manera habitual de pensar y de la naturaleza de nuestros pensamientos.
La ley de atracción tuvo bastante publicidad desde el 2006 a raíz de la película “El Secreto”.
En este documental algunos expertos dan ideas de lo que es la Ley de Atracción y cómo funciona.
La película es buena para el que sabe poco sobre la ley de la atracción.
Sin embargo sólo muestra la punta del iceberg; no da ninguna pista al respecto de qué es la ley de atracción, cómo esta poderosa ley trabaja o de sus verdaderos orígenes.
Historia de la Ley de Atracción
Muchas personas asocian la ley de la atracción con movimientos de la Nueva Era.
Otras prácticas modernas han sido tema favorito de bloggers sin ningún fundamento.
No aportan mucho para quien realmente quiere saber más sobre esta ley.
Es importante entender que la ley de la atracción tiene sus orígenes mucho antes de cualquier movimiento de la Nueva Era.
Incluso antes del nacimiento de la civilización occidental.
“Lo mejor de mi conocimiento es el conocimiento de los demás”, decía Buda.
Quien había sido el primero en introducir a la humanidad los principios fundamentales de la ley de la atracción, aunque nunca se refirió directamente a ella como tal.
Buda dijo también: «Te conviertes en lo que piensas«.
Una declaración que la civilización oriental había comprendido siglos antes de que la civilización occidental haya siquiera escuchado mencionar, y mucho menos entenderla realmente, o practicarla.
Relación con el Karma
El Karma también tiene referencia en la ley de la atracción.
La creencia subyacente de que en algún momento usted será recompensado por lo que usted ha enviado al mundo.
Todo el mundo ha oído hablar del «buen karma» y el «mal karma«.
Y es aquí donde esas palabras tienen origen; en la creencia de que si usted es amable y compasivo, será tratado con la misma amabilidad y compasión.
Por otro lado, si usted ha sido cruel y despreocupado, igualmente recibirá el mismo trato.
Aunque no siempre todo lo que desea manifestar en su vida, está directamente relacionado con sus pensamientos.
La ley de la atracción lo indica; es evidente que existe una relación estrecha entre sus acciones y sus procesos de pensamiento, que literalmente, transforman en entidades físicas lo que mantiene continuamente en su mente.
Lo que significa que siempre estamos atrayendo a nuestras vidas lo que pensamos.
En el siglo XIX, la ley de la atracción hizo presencia en el hemisferio occidental.
Donde la gente había empezado a entender y atesorar el poder de mantener una actitud positiva.
A tener procesos de pensamiento positivos.
Y comenzado a aplicar este nuevo conocimiento a sus propias vidas.
Así que la ley de la atracción se originó y empezó a practicar mucho antes de que los movimientos de la Nueva Era comenzaran a emerger.
Muchos sabios entre ellos los monjes, entendieron que las creencias pueden tener un impacto directo en la construcción de su destino.
Así como el camino que tomarán para lograr lo que se proponen en la vida.
Por Ricky P. O’Shea
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